lunes, 2 de abril de 2012

¡¡A la rica ciruela!!

La Rioja puede caracterizarse por ser una de las comunidades que más conserva la esencia tradicional. Nuestros antepasados nos tienen contado que antiguamente se vivía del campo, de los animales, de los trabajos manuales, artesanos…y la verdad es que un gran porcentaje de la zona riojana sigue viviendo de este tipo de actividades.
Por ejemplo, como ya se ha dicho, Nalda de Iregua e Islallana son dos pueblos conocidos por el cultivo de la ‘Ciruela Claudia’ la mejor clase de ciruela. A partir de agosto es rara la frutería que no tenga un cartel donde se indique ‘Aquí hay Ciruela Claudia verdadera’, que por cierto, es la más demandada y la más cara y que además da lugar a las mejores pasas.

En la Rioja Baja, encontramos un bonito municipio que además de destacar por la estructura antigua de sus casas, con tejados históricos, grandes patios traseros y una hermosa Iglesia que conserva el arte barroco, destaca por sus perales. Es la zona principal de cultivo de este frutal. Aunque muchos pueblos tienen peras, las mejores vienen de este rinconcito verde.


El campo es un trabajo duro y que muchas veces no da el rendimiento deseado. Sin ir más lejos este último año El Gobierno de la comunidad dio un informe muy desfavorable sobre los pocos y limitados beneficios que se habían obtenido de las pasadas cosechas, no solo de vino sino de todos los frutales en general.

Hay que tener en cuenta que para poder ver florecer en otoño, primavera y verano estos árboles son muchos los cuidados y el dinero que hay que invertir; sembrar,  podar los árboles en los días indicados, curtir de veneno para evitar que salgan malas hierbas o que crezca el pulgón, dar abono para que los cultivos sean más frondosos, regar constantemente, cortar las malas hierbas para frenar el crecimiento de rastrojos innecesarios…para que a fin de año el beneficio sea inferior al dinero invertido en productos, tiempo y rendimiento.

Pero no hay que olvidar que durante toda la vida estos pueblos han vivido muy bien gracias a los grandes rendimientos que sacaban de sus huertos, e incluso habrá muchos vecinos que después de dedicarse, toda su vida, en cuerpo y alma a esta actividad  no sabrán desempeñar otra función.



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