martes, 20 de marzo de 2012

Islallana, el pueblo de las tres mentiras


Islallana
Si lo que queremos es hacer un pequeño recorrido por los rincones más emblemáticos de La Rioja, y concretamente de la Sierra camerana, el punto de partida ha de comenzar en Islallana.


Este municipio es conocido como el pueblo de las tres mentiras, ya que ni es pueblo, ni es isla ni es llana. Deducciones obvias si se tiene en cuenta que todas sus calles son cuestas empinadas, que es considerada una aldea por no superar la centena de habitantes y que lo más parecido que tiene al mar es el río Iregua.
Esta aldea es uno de los puntos más curiosos de la geografía riojana, porque en sí no aparece en ninguno de los grandes mapas, sin embargo es uno de los lugares que más belleza esconde. Pero, no solo por ser un tanto embusterillo sino por sus grande y famosa roca, ‘La Peña de la Cruz’.
Las peñas de Islallana
Un enorme monte que comprende dos grandes explanadas de descanso, ‘la cruz pequeña’, que es como llaman los vecinos a la primera zona de descanso que está a unos 15 minutos andando desde la zona urbana del pueblo, y la ‘cruz grande’, a la que cuesta llegar bastante más rato ya que está formada por cuestas empinadas, matorrales y grandes pedruscos que apenas dejan entrever un camino muy estrecho.

A la primera, aunque a duras penas, se puede acceder en coche, a la segunda de ninguna de las maneras. Muchos peregrinos, escaladores y grandes valientes hacen rutas todos los fines de semana por estas tierras, sobre todo en épocas primaverales y veraniegas.
Ver, desde la cima de la montaña grande, todo Logroño y sus alrededores no tiene precio. Las vistas que presta este paisaje son inolvidables. Para el pueblo es un honor contar con estas  rocas que conservan y cuidan desde hace cientos de años. De hecho una vez al año se hace una romería.

El primer fin de semana de Mayo se celebra ‘el día de la cruz’. Todos sus vecinos y las gentes que quieran, cargan sus mochilas con comida, bebida y mantas y ascienden andando hasta la explanada pequeña donde acampan para que ningún vecino les quiete el sitio. Después caminan hasta la roca grande donde almorzarán y descansaran un rato y por último se baja de nuevo al campin donde se escucha misa, se bendicen las tierras y se come todos juntos como una gran familia.

Cuenta la leyenda que el resto del año esta pequeña zona rocosa cuida los campos de los vecinos de la aldea para que produzcan la mejor de las cosechas.

La gran mayoría, exceptuando una, de las fotografías están realizadas por mí y mis compañeros, los cuales hemos hecho una perfil de este bello pueblo en facebook para darlo a conocer, socializarlo, y unir a los vecinos.

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